La Casa Lis: un deleite para el arte contemporáneo

La mayoría de las obras que pueden verse en el museo son objetos utilitarios concebidos bajo criterios estéticos, lo que los hace muy interesantes como documento de una época y de una manera de vivir, aunque  el uso en muchos de ellos no ha perdurado en el tiempo.

 

 

A lo largo del siglo XIX las artes decorativas quedaron ancladas en el pasado ya que la máquina impuso sistemas de producción en lo que primaba la cantidad sobre la calidad. Por ello, los artistas del Arts & Crafts buscaron nuevos modelos de expresión y formas de creatividad, lo que dio lugar a un nuevo estilo, el Art Nouveau.

El visitante puede contemplar en este Museo, muebles, joyas, abanicos, textiles, bronces, porcelanas, esmaltes y otras colecciones que hacen que la visita al mismo sea un recorrido muy variado por los gustos  que tenía entonces  la sociedad burguesa de esa época.

Destacan por su calidad e importancia dos colecciones: las criselefantinas, pequeñas esculturas de bronce y marfil con interesantes bases de mármol y ónice y los vidrios.

A través de sus diecinueve colecciones el recorrido por sus salas muestra al visitante la producción de los talleres europeos de artes decorativas de los periodos Nouveau y Déco. Joyas de Masriera o Faberge, vidrios iridiscentes de los talleres Loetz, Kralik, Pallme König o de la escuela de Nancy con piezas de Émile Gallé, los Hermanos Daum o Paul Nicolas. Muebles de Homar, Majorelle, Busquets. Porcelanas de Rosenthal, Royal Copenhagen, Mariano Benlliure, Gustave Guetant o Zuloaga.

Los fondos que atesora la Casa Lis muestran la trayectoria de autores tan importantes como Émile Gallé con sus vidrios de capas superpuestas y sus exquisitos muebles o la evolución de Rene Lalique que partiendo de la joyería Art Nouveau orienta su creatividad al diseño del vidrio en las décadas posteriores.

Destaca la colección de muñecas de porcelana francesas del s. XIX, que ha sido catalogada por los expertos como la mejor colección expuesta al público a nivel mundial,  así como la muestra de criselefantinas de Demetre Chiparus o Ferdinand Preiss, pequeñas esculturas que combinan el metal para las vestimentas y el marfil para las partes desnudas del cuerpo como la cara o las manos y que se han convertido en todo un icono del Art Déco.

Más sobre la Casa Lis

La Casa Lis es un palacete urbano enclavado sobre la antigua muralla de la ciudad que fue mandado construir por D. Miguel de Lis a Joaquín de Vargas y Aguirre, arquitecto provincial.

Miguel de Lis era propietario de una fábrica de curtidos que había heredado de su padre y que adaptó a los nuevos sistemas de producción en la última década del siglo XIX. Este próspero negocio le facilitó una desahogada posición económica, de modo que D. Miguel es, en la época en que construye su nuevo palacio urbano, uno de los cien mas ricos de Salamanca.

 

 

El arquitecto organizó toda la vivienda en torno a un patio interior que sirve para distribuir las estancias y diseñó una fachada construida con hierro y vidrio siguiendo los preceptos de la arquitectura industrial.

El resultado conseguido es uno de los pocos ejemplos de arquitectura industrial empleada para uso residencial, único por su espectacularidad y por la audacia arquitectónica con que Vargas fue capaz de resolver los condicionantes del proyecto.

Pero la Casa Lis reserva una sorpresa más: su fachada norte es uno de los pocos ejemplos de arquitectura modernista que se pueden encontrar en Salamanca. Construida en piedra y ladrillo, destaca su puerta de acceso y el movimiento orgánico de las verjas de hierro de una deliciosa delicadeza Art Nouveau.

La casa-palacio cambió de propietarios en 1917, cuando D. Enrique Esperabé de Arteaga, futuro rector de la Universidad de Salamanca, se trasladó a vivir a ella. Después, la Casa Lis fue habitada por diversos inquilinos hasta que en los años setenta, cerrada y sin uso, comienza un periodo de decadencia y degradación que a casi la lleva a su ruina.

En 1981, el Ayuntamiento de Salamanca, consciente del valor del inmueble, inició un expediente de expropiación que logró salvarla de la desaparición.

Actualmente el edificio es, como se ha  comentado, la sede del Museo Art Nouveau y Art Déco y en sus salones y dependencias se exhibe una parte de los fondos donados por D. Manuel Ramos Andrade, anticuario y coleccionista que en 1995 veía como la Casa Lis abría de nuevo sus puertas, ésta vez para exponer colecciones únicas en España.

 

Colecciones

Colección de Vidrio

El vidrio que podemos ver en Europa en décadas precedentes repite formas y decoraciones de modelos venecianos o de Bohemia con un interés creciente por el empleo del color.

Autores como Émile Gallé lograron revolucionar con su genio y creatividad las artes decorativas del vidrio, recuperando técnicas en ocasiones olvidadas.

Colección de Criselefantinas y Bronces

Las criselefantinas Art Nouveau suelen representar personajes mitológicos, estereotipos orientales o figuras femeninas tratadas de manera simbolista a medio camino entre el mundo real y el mundo de la fantasía.

Artistas como Théodore Rivière, Ernest Barrias o Jean-Léon Gérome, animados por las posibilidades de este material, comenzaron a investigar con él en sus creaciones.

Colección de Muñecas

La colección exhibida en el Museo Art Nouveau y Art Déco es considerada la mejor colección pública de muñecas de porcelana a nivel mundial. Manuel Ramos Andrade, experto en la historia y evolución de la muñeca francesa y alemana, seleccionó con mucho rigor las mejores piezas atendiendo a su calidad, rareza y estado de conservación.

En esta colección, formada por más de cuatrocientas piezas están representadas las mejores manufacturas. Jumeau, Bru, F. Gaultier, A. Thullier, Schmitt, Steiner o Petit & Dumontier, son algunos de los famosos talleres franceses cuya producción se caracteriza por la dulzura de sus delicados rostros de biscuit.

Otras colecciones

En sus veinte salas, el museo exhibe 19 colecciones diferentes que nos acercan a una época que vio cómo la sociedad cambiaba a gran velocidad.

El visitante puede disfrutar de una magnífica muestra de joyería con piezas de los talleres Masriera, Fabergé o Lalique, entre otros. Guardapelos, broches o alfileres de sombrero nos hablan de la importancia que alcanza en la época la joyería como muestra del status social: ejemplos isabelinos españoles, pendientes y colgantes Art Nouveau, relojes de las firmas Patek Philipp o Rolex, broches Art Déco y un amplio abanico de complementos para la mujer del primer tercio de siglo XX.

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