MEDIO AMBIENTE

Ecologistas en Acción asegura que las ciudades de CyL incumplieron en 2022 la calidad del aire de la OMS

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Imagen: Yzukerman. Fuente: Flickr.

Ecologistas en Acción pide que se implanten ya las preceptivas Zonas de Bajas Emisiones, para reducir la contaminación del tráfico y proteger la salud de la población urbana y rural.

Redacción BurgosNoticias 
20/01/2023 - 09:50h.

La evaluación de los datos disponibles de las 42 estaciones de control de la contaminación atmosférica repartidas por la región, titularidad de la Junta de Castilla y León, y diversas estaciones municipales e instalaciones industriales, obtenidos de la página Web de la Junta de Castilla y León, permite comprobar que durante el año 2022 los niveles de dióxido de nitrógeno, partículas y ozono en Castilla y León han vuelto a superar las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todas las estaciones, tanto en las principales ciudades como en las áreas rurales.

Si bien ninguna estación de medición ha incumplido los obsoletos límites legales vigentes, durante el año pasado en general han aumentado las concentraciones de partículas respirables (PM10), partículas finas (PM2,5), dióxido de nitrógeno (NO2) y ozono (O3), tras la caída drástica de la contaminación atmosférica en los años 2020 y 2021 por las restricciones de la movilidad derivadas de las medidas de lucha contra la COVID-19. Una vez finalizados los estados de alarma declarados, la reactivación del tráfico motorizado ha provocado el empeoramiento de la calidad del aire, patente a lo largo de 2022.

Así, las partículas PM10 han aumentado en 2022 un 25% respecto a la media de la última década (2012-2019), mientras las partículas PM2,5 la igualaron y en el caso del NO2 se observa un descenso del 10% sobre la concentración promedio del mismo periodo, manteniendo los niveles de la pandemia.

Los niveles de contaminación más elevados se han alcanzado en las estaciones orientadas al tráfico. En la estación Arco de Ladrillo de Valladolid, por ejemplo, se ha superado la recomendación de la OMS para el dióxido de nitrógeno durante 149 días, ascendiendo a 107 los días que se ha rebasado la de las partículas finas, por 92 y 29 días respectivamente en la estación urbana del Barrio Pinilla en León, y 74 días por encima de la recomendación del NO2 en la estación de la Avenida de Valladolid en Soria. En el caso de Burgos, la estación situada en Lavaderos, dada su deficiente ubicación, ofrece unos datos anormalmente bajos que están muy lejos de los registrados en las campañas de medición llevadas a cabo por Ecologistas en Acción para cerca del 70% de los emplazamientos urbanos seleccionados.

Los niveles anuales de dióxido de nitrógeno (NO2) y partículas finas (PM2,5), los dos contaminantes más peligrosos para la salud, han duplicado en las estaciones orientadas al tráfico citadas las directrices de la OMS, descendiendo de forma notable esta contaminación en las restantes ciudades, aunque manteniéndose en casi todas por encima de lo recomendado para las partículas PM10 y PM2,5 y también para el NO2. Hay que notar que, según las mediciones de este contaminante realizadas por Ecologistas en Acción durante los años 2020, 2021 y 2022, ninguna de las estaciones actualmente existentes se ubica en las calles con más tráfico de cada ciudad, por lo que la situación en realidad sería aún peor.

En 2022 también han repuntado los niveles estivales de ozono, después de dos años con caídas muy significativas de este contaminante secundario, causado por las emisiones del tráfico y algunas industrias en presencia de fuerte radiación solar. Tras una primavera sin apenas ozono, las superaciones diarias del objetivo legal y de la guía de la OMS se han disparado en julio y agosto, por efecto del verano más cálido desde al menos 1961, dando lugar a tres importantes episodios frente a los que la Junta de Castilla y León se ha limitado a difundir avisos rutinarios, en el mejor de los casos.

En consecuencia, las treinta estaciones que miden ozono han superado ampliamente los tres días que admite la OMS por encima de su recomendación diaria, y también exceden la concentración media estival establecida por este organismo entre los meses de abril y septiembre. Un año más, la estación de control de la contaminación atmosférica con niveles más elevados de ozono es la ubicada en El Maíllo (Salamanca), donde en el quinquenio 2018-2022 se ha superado el valor objetivo legal para la protección de la vegetación, sin actuaciones para evitarlo por parte de la Junta de Castilla y León.

En opinión de Ecologistas en Acción, para mejorar la calidad del aire que respiramos en las principales ciudades es esencial implantar lo antes posible Zonas de Bajas Emisiones ambiciosas, limitando la circulación motorizada a residentes, transporte público, carga y descarga y urgencias. Ninguna de las nueve ciudades de castellanoleonesas, entre ellas Burgos, que estaban obligadas por la Ley estatal de Cambio Climático a establecer antes de 2023 esta medida las ha puesto todavía en marcha.

Además, los ayuntamientos deben mejorar el transporte público y la movilidad activa peatonal y ciclista, redistribuyendo el espacio público en favor de estos medios no contaminantes, fomentando además la electrificación de los autobuses urbanos y de las flotas de distribución de mercancías. Aminorando así el tráfico urbano e interurbano que soportan las principales ciudades, y promoviendo un urbanismo de proximidad, así como la reducción de las emisiones de determinadas industrias.

Finalmente, la Junta de Castilla y León debe rediseñar sus redes de medición de la contaminación, ubicando en cada una de las diez principales ciudades una estación orientada a medir la contaminación producida por el tráfico en el lugar donde se alcancen los niveles de
contaminación más altos a los que se pueda ver expuesta la población, como establece la normativa, para que las mediciones sean representativas de la calidad del aire que respiramos.

La inhalación de dióxido de nitrógeno, partículas y ozono provoca un incremento de enfermedades respiratorias y cardiovasculares agudas, especialmente en niños y niñas, personas mayores y personas con enfermedades cardiorespiratorias crónicas. Según el Instituto de Salud Carlos III de Madrid y el Instituto de Salud Global de Barcelona, la contaminación atmosférica causa en las principales ciudades de Castilla y León en torno a mil muertes prematuras, cada año, 30.000 a nivel estatal, una cifra 30 veces superior a la de los fallecimientos por accidentes de tráfico en 2021.

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