OPINIÓN

Historias que no (nos) cuentan: la Última Comunera

María Pacheco
María Pacheco después de Villalar. Vicente Borrás, 1881, Museo del Prado

El paso y también el peso de las mujeres en la historia siempre ha sido ocultado, invisibilizado por sociedades patriarcales que hoy llamaríamos machistas. Quien tenga curiosidad, se habrá preguntado alguna vez dónde estaba la mitad de la población mundial durante todos esos siglos de los que hablan los libros de historia. ¿Estaban todas en casa, haciendo el cocido? La respuesta es obvia: como sucede hoy en día, no todas. Entonces, ¿por qué no las conocemos?

Marisa Amor Tapia (Historiadora del Arte y profesora de Secundaria)
10/06/2023 - 12:40h.

Durante milenios se ha dado por hecho que las mujeres no eran válidas, que no tenían nada que aportar en ningún ámbito, excepto en el doméstico. Las mujeres nunca escribieron la historia y tampoco fueron protagonistas de ella. Ahora, en pleno siglo XXI se está haciendo un esfuerzo por sacar a la luz de la historia las hazañas y logros de valiosas mujeres, hasta ahora infravaloradas e ignoradas. He aquí una que destacó y brilló por intentar cambiar el signo de los tiempos que le tocó vivir.

María Pacheco, fue sin duda una de las figuras más atractivas de su época, de la Castilla de 1520, y hoy sería la perfecta heroína de una película o serie televisiva. Si se rodase, el trasfondo narrativo de su biografía sería la guerra de las Comunidades. Y voy a aportar un spoiler: la guerra no termina, como se indica tradicionalmente, con la batalla de Villalar de 1521. La protagonista absoluta del último episodio es, en efecto, María Pacheco.

María de Mendoza y Pacheco nació en Granada en 1496 en el seno de una de las estirpes de más renombre de la Castilla del momento, los Mendoza. María fue educada por Pedro Mártir de Anglería (humanista que ocupó diversos cargos en la corte de los Reyes Católicos), y ya con 16 años, a la edad en que hoy se cursa cuarto de la ESO, ella dominaba el latín y el griego, sabía música, historia, geografía, escribía poesía, era aficionada a la lectura... Y pese a su posición acomodada y privilegiada, decidió luchar por sus ideales y enfrentarse al emperador Carlos V.

En 1520 estalla la guerra de las Comunidades, por el mal gobierno del rey Carlos I (futuro emperador Carlos V) y las ciudades castellanas se rebelan contra el rey: es la revolución de los comuneros de Castilla. Los Comuneros son finalmente derrotados en Villalar. Y es entonces cuando María toma las riendas de nuestra historia: apenas conoce la noticia de la derrota y la ejecución de su esposo, el general comunero Juan de Padilla, ella asume el papel de capitán y se atreve a levantar en armas a la ciudad comunera de Toledo, donde ella residía. Al frente del ejército toledano y cuando ya el resto de las ciudades comuneras se habían rendido al emperador, María se atrinchera en el alcázar y resiste. Su valentía le valdría el apodo de la "leona de Castilla" por sus contemporáneos.

Pero es la lucha de David contra Goliat, y esta vez David pierde la batalla definitiva: en febrero de 1522, María Pacheco rinde Toledo ante las tropas de Carlos V. Terminaba, ahora sí, la guerra de las Comunidades. Con todo perdido, María tiene que huir de Toledo y refugiarse en Portugal, donde es acogida por los obispos de Braga y Porto.

Carlos V nunca perdonó que una mujer le hubiese puesto en jaque a él, el hombre más poderoso del momento. Había llegado el tiempo de la venganza, y María la sufrió más que nadie. El emperador la condenó a muerte por rebeldía, por lo que María tuvo que vivir en el exilio portugués, en la pobreza y el olvido, muriendo una década después de su huida de Toledo. Carlos jamás accedió a darle su perdón, ni siquiera permitió que su cadáver fuese traído desde Porto a Villalar o Toledo para ser enterrado junto a su marido.

María demostró el coraje, valentía, arrojo y aplomo que no se suponían en una mujer, cosa que incomodó a los magnates de su tiempo. Ya entonces los cronistas, al servicio del Emperador, hicieron que María pasara a la historia como una bruja que hechizó a su marido. Y aún hasta hoy, su figura ha seguido siendo maltratada, silenciada y olvidada, a la sombra de los hombres que compartieron su espacio, su tiempo y su lucha.  Porque nuestra heroína se atrevió, siendo mujer y en el siglo XVI, a reivindicar y luchar por un modelo de vida más justo para su comunidad.

A los castellanos de hoy en día apenas les suenan los nombres de los líderes de Villalar, esos indignados del siglo XVI que lucharon por un mundo más justo, por el bien de la Comunidad frente a la indolente tiranía de un joven emperador, perdiendo la vida por ello. Tristemente, casi todo lo relacionado con aquel movimiento comunero es bastante desconocido por la mayoría.

Así que no es de extrañar que tampoco se conozca el nombre de María Pacheco, sin duda una figura colosal cuyos logros, dignos de pasar a la historia, van mucho más allá de ser la esposa de un líder comunero.

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