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Las dos caras de la gestación subrogada

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Hay quienes la consideran como un método más a través del cual se puede tener un bebé y que resulta apto para aquellas parejas que, de forma natural, no pueden gestarlo. Por el contrario, se encuentran los que se muestran reacios a la legalización, principalmente por considerarlo como una forma de mercantilizar el cuerpo de la mujer.

Ana Renuncio/Vanesa Vicario|Salamanca24horas
19/02/2017 - 10:00h.

La gestación subrogada es un proceso de fecundación artificial, que se sirve de la colaboración de otras mujeres, conocidas popularmente como "vientres de alquiler". Este fenómeno está alcanzado una gran popularidad actualmente, sin embargo, es capaz de generar grandes polémicas.

En primer lugar, nos remitimos al artículo 10 de la Ley 14/2006, del 26 mayo, que sitúa el contrato de gestación en estos términos como nulo. Sin embargo, la instrucción del  5 de octubre de 2010 de la Dirección General de Registro Civil, deja sin contenido a este ley al incluir a los niños nacidos fruto de este procedimiento siempre y cuando se haya realizado en países donde exista una regulación exacta de esta técnica, que al menos uno de los padres sea español y que los derechos de la gestante se encuentren correctamente protegidos.

Debido a esto, la gestación subrogada actualmente se encuentra en un limbo de alegalidad, dónde la práctica no está absolutamente legislada, por lo tanto, no está permitida ni condenada, más bien está sujeta a las exigencias que dispongan los países que sí incluyan una legislación explícita como Estados Unidos, Canadá, Ucrania, Rusia, Grecia y Georgia.

De entre estos países, Estados Unidos es el que impone unas tasas más altas (de entre 80.000 y 150.000 euros). A pesar del precio es el país más común para realizar una gestación subrogada, ya que, dependiendo de los Estados, permite a los homosexuales y a los hombres sin pareja acceder a la gestación subrogada y proporciona unas condiciones seguras y favorables para la gestante y para las familias. Contando, a su vez, con la ventaja de que en el certificado de nacimiento del bebé figuran tanto su padre como su madre españoles.

Tras Estados Unidos, Ucrania es el país más elegido como destino para una gestación subrogada, con unas tasas inferiores, entre 35.000 y 45.000 euros. Sin embargo, la situación de estos países dista mucho debido a los requerimientos exigidos en Ucrania. Para empezar, la pareja que realiza el proceso debe de ser heterosexual y haber contraído previamente matrimonio. Asimismo, la mujer debe de ser menor de 51 años y presentar un parte médico en el que figure que no puede gestar. Y esto no se queda ahí, una vez se ha producido el nacimiento, para regresar a España el padre debe de realizarse una prueba de ADN y con posterioridad, la madre del bebé deberá llevar a cabo un proceso de coadopción de su hijo ya que en España, de acuerdo con la ley, la madre del niño es aquella que da a luz.

Como podemos observar, la gestación subrogada no se trata de un proceso sencillo por las múltiples trabas a las que se someten los que deciden tener a un hijo con este método. No obstante, cada vez son más las parejas que tienen hijos a través de la gestación subrogada, lo cual ha aumentado el debate acerca de su legislación.

Argumentos a favor y en contra

Hay quienes la consideran como un método más a través del cual se puede tener un bebé y que resulta apto para aquellas parejas que, de forma natural, no pueden gestarlo. Por el contrario, se encuentran los que se muestran reacios a la legalización, principalmente por considerarlo como una forma de mercantilizar el cuerpo de la mujer.

Desde estas visiones negativas usan argumentos que sitúan a la gestación subrogada como un 'egoísmo biológico', que perpetúa desigualdades en la distribución de la renta, en este caso, entre distintos países. Por ejemplo, en Ucrania las dificultades económicas han llevado a la proliferación de numerosas agencias encargadas de realizar gestaciones subrogadas, las cuales se anuncian, tratando de que las mujeres contacten con ellas a cambio de una suma de dinero, la cual ronda en torno a los 10.000 euros. De esta forma, la gestación subrogada es una vía de escape para aquellas mujeres con problemas económicos, en especial, en países con economías menos dinámicas.

Estos contratos, donde el intercambio monetario es un elemento central a la hora de fijar los acuerdos, son ampliamente criticados por los detractores de la gestación subrogada, siendo para estos una forma de mercantilizar la vida, y como ya hemos dicho anteriormente, también el cuerpo de la mujer.

Gestación altruista

Al hilo de estas críticas han surgido nuevos procedimientos, donde la gestación subrogada puede llegar a desarrollarse sin intercambio de dinero (la mujer gestante se ofrece sin que exista un previo aliciente económico, únicamente se realizarán pagos a las agencias, al Gobierno o aquellos relacionados con los gastos médicos). Este nuevo método se da en algunos países como Canadá.

Sin embargo, debido a la ausencia de intercambio económico es mucho más difícil para las familias, y en especial para las españolas, que no suelen disponer de contactos previos en estos países, llegar a un acuerdo con alguna de estas mujeres. Por lo tanto, la gestación subrogada altruista existe, pero es una posibilidad con muchas más dificultades de acceso.

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