CIENCIA

Dos enterramientos en sarcófagos encontrados en la ermita de Montes Claros de Ubierna y su entorno

SARCÓFAGO
Redacción BurgosNoticias 
17/10/2023 - 19:50h.

La ermita de Montes Claros de Ubierna y su entorno, son objeto de un proyecto de investigación promovido por el Ayuntamiento de la Merindad de Río Ubierna en colaboración con la Diputación de Burgos, el cual se viene desarrollando anualmente desde 2018, bajo la dirección de los arqueólogos Óscar González y Gerardo Martínez (Ades Arqueología).

La ermita se ubica en un espacio ocupado en época romana y a su vez es el único testigo de un antiguo barrio medieval ya desaparecido.

Durante 2022 el trabajo se centró en la parte exterior norte de la cabecera de la ermita, cuya documentación revela que dicho espacio formó parte de una antigua capilla, posiblemente funcional entre los siglos VI-X. Dicha capilla se construyó con posterioridad a la construcción de la primitiva ermita de época tardoantigua o visigoda, y sobre la necrópolis de su entorno.

Como parte de dicha necrópolis en 2022 se hallaron dos enterramientos en fosa, una cista con huesos humanos en desconexión anatómica y otros dos enterramientos en sarcófagos en excelentes condiciones de conservación.

Los sarcófagos fueron trasladados al Museo de Burgos, donde finalizó su excavación a principios de 2023. Su traslado se realizó el 3 de noviembre de 2022 y el día 4 de noviembre fue publicado en portada del Diario de Burgos, dándoles el reconocimiento que se merecían, exactamente 100 años después del descubrimiento de Howard Carter de la tumba de Tutankamón, lo que sirvió a González para "bautizar" a los sarcófagos como "Howard" y "Carter", en honor al arqueólogo inglés.

Desde entonces los restos humanos han sido objeto de estudios, centrados en un exhaustivo análisis antropológico y carbono 14, en colaboración con José Miguel Carretero y Rebeca García (Laboratorio de Evolución Humana de la UBU).

Cronológicamente, los estudios revelan que el enterramiento más antiguo se fecha entre los años 554-643, tratándose de la inhumación en fosa de una mujer de más de treinta años, de la que se recuperó un anillo en plata con un grabado de tradición hispano romana. Lamentablemente los restos de esta mujer fueron parcialmente seccionados poco después de su enterramiento, para habilitar espacio para los sarcófagos recuperados.

Respecto a los dos sarcófagos (hoy custodiados en el Museo de Burgos), en origen fueron colocados para estar por debajo de nivel de circulación, es decir sus cajas estaban bajo tierra, dejando visibles y al exterior de la ermita sus vistosas y decoradas tapas, las cuales incluso parece que estuvieron parcialmente tapadas en los laterales, pero a la intemperie. Dicha situación llevó a la entrada de agua en dos momentos diferentes: uno inicial tras la descomposición de los cuerpos, que conllevó su flotación y decantación de los huesos y otro momento posterior, a partir de los ss X-XI, cuando la capilla lateral construida sobre los sarcófagos es eliminada y de nuevo esta zona vuelve a quedar a la intemperie.

Ambos sarcófagos fueron coetáneos entre sí o con un lapsus temporal muy corto. Esta coetaneidad queda reforzada por el análisis de carbono 14 de los individuos originales que ocupaban los sarcófagos: años 571-648 para el sarcófago n.º 1, y 566-646 para el sarcófago n.º 2.

El sarcófago 1 contiene los restos de un hombre adulto (entre 50-60 años) de 1,72 m de altura y 69 kg. Y el sarcófago 2 contiene los restos de una mujer también adulta (entre 45-60 años) de 1,62 m de altura y 62 kg, hallada con un anillo de plata sin inscripción. Ambos individuos presentan signos de una fuerte actividad física.

Ambos sarcófagos presentan una decoración de círculos concéntricos incisos, ya conocida en Burgos, Cantabria y La Rioja, aunque hasta ahora unos autores, basándose solo en el tipo de decoración, los fechaban entre los siglos V-VI , otros entre los siglos VIII-XII y otros entre los siglos XI-XIII.

Por primera vez, además de haberse excavado en el interior del Museo de Burgos, algo inédito hasta el momento, ambos sarcófagos contenían a sus propietarios originales, cuyas dataciones coetáneas, permiten afirmar de manera categórica que este tipo de sarcófagos son al menos de segunda mitad de siglo VI, en plena época visigoda, en la línea de las teorías más recientes sobre su origen, que vinculan su decoración como influencia Aquitana (región del occidente francés).

Finalmente también se ha estudiado un enterramiento en cista, es decir, en una pequeña caja de lajas de piedra, hallado en posición secundaria, o sea, que fue trasladado con minuciosidad hasta dicha cista. Su estudio revela que data de un momento algo posterior al de los individuos de los sarcófagos, concretamente entre los años 604-674. Se trata de un hombre de 50-64 años, de 1,69 m de altura y 80 kg, corpulento y sometido a una severa actividad física que le produjo diversas fracturas. Su procedencia original y el motivo de su traslado es desconocido por el momento.

Al margen de estas inhumaciones, la excavación de 2022 permitió documentar algunos restos óseos inconexos de hasta tres individuos, que vienen a testificar que existieron otros enterramientos previos en la zona, destruidos por la fosa realizada para introducir los sarcófagos.

Además, en el sondeo de 2022 en los lados N y E de sus cotas superiores, se documentaron partes constructivas de la primitiva ermita, atribuidas a una capilla lateral, posterior a los enterramientos registrados, que estaría activa entre los siglos VI-X, momento a partir del cual, por motivos que desconocemos, la capilla desaparece y la ermita recupera su morfología original, la cual conserva.

Este hecho en relación con los resultados de campañas previas permite afirmar que la ermita fue construida al menos en época visigoda con una única cabecera central, que a partir de los siglos VI-VII pasó a estar flanqueada por capillas laterales, activas aproximadamente hasta los ss X- XI. Y ya en un tercer momento, el edifico religioso volvería a tener un ábside central, recuperando su morfología original, la cual conserva.

Históricamente nos hallamos a caballo entre los ss VI-VII, en pleno auge del reino visigodo de Toledo (507-711), en un territorio controlado por la administración visigoda aproximadamente desde el primer tercio del s VI, siendo reyes ilustres personajes del momento como Leovigildo y su hijo, Recaredo, quien estableció como religión oficial el cristianismo católico.

Además, como parte del trabajo de 2022, se realizó la puesta en valor de las intervenciones arqueológicas en la ermita, habilitando una nueva sala en el Centro Arqueológico de Ubierna, que desde noviembre de 2022 alberga varios paneles con los principales resultados de las diversas campañas.

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