CASTILLOS CYL

Castillo de Arévalo: una fortaleza con mucha historia

Fortaleza de Árevalo
Foto: Turismo Castilla y León

El actual Castillo de Arévalo es una fortificación del siglo XV, localizada en Arévalo, centro de la comarca de la Moraña, en el norte de la Provincia de Ávila.

Redacción BurgosNoticias 
04/03/2019 - 00:01h.

Se trata de una fortaleza que ha sido rehabilitada recientemente, como ocurre en varios castillos de Castilla y León. Actualmente es sede del Fondo Español de Garantía Agraria y se puede visitar. Es uno de los atractivos turísticos de esta zona más demandados.

En los últimos años, debido a la emisión en televisión de la serie "Isabel", el castillo se ha vuelto muy popular, pese a que apenas Ia verdadera Isabel La Católica pisara alguna vez este castillo.

Foto: Ayuntamiento de Árevalo
Torreón Castillo de Árevalo. Foto: Ayuntamiento de Árevalo

Recordar la historia de este castillo supone viajar a lo largo de más de 600 años por la historia de España. Baluarte defensivo del siglo XV, sus muros y estancias sirvieron largos años como residencia de nobles, prisión e incluso cementerio. Abocado al olvido, su destino cambiaría radicalmente cuando en 1952 se decidió instalar en el recinto un granero para el Servicio Nacional del Trigo, que permaneció en funcionamiento hasta 1977. Desde entonces, la vinculación del edificio con la Administración ha hecho posible su rehabilitación y consolidación, otorgándole nuevas funciones como museo de cereales, centro de reuniones y, actualmente, como centro expositivo.

Fue edificado a mediados del siglo XV por orden de Don Álvaro de Zúñiga, Duque de Arévalo, sobre los restos de una puerta del recinto amurallado de la villa de Arévalo del siglo XII. Su importancia arquitectónica se encuentra en su avanzado diseño, considerado modelo de transición entre los castillos medievales y las fortalezas defensivas de siglos posteriores.

Posiblemente se trata de la primera estructura de Castilla de estilo mudéjar reconocible como tal por su planta pentagonal irregular, similar a una punta de flecha o baluarte.

En su estructura destaca el tamaño de las cañoneras, del que no existe ejemplo alguno en España antes de finales del siglo XV, el matacán falso corrido sobre la cornisa decorada con arquillos apuntados, la gran cantidad de huecos en las paredes para defensa y las impresionantes troneras rasantes de las almenas.

Durante las excavaciones realizadas hace pocos años en los terrenos anexos al edificio se documentó la existencia de importantes restos arqueológicos como una barrera artillera, un baluarte y un antiguo foso que protegían la entrada en la parte que daba al pueblo.

El castillo se encuentra ubicado sobre una colina producida en la intersección de los ríos Adaja y Arevalillo, y le sirven de foso defensivo a los pies de la villa de Arévalo.

Foto: © David Pérez (DPC), Wikimedia Commons
Ríos Arevalillo (izquierda) y Adaja (derecha) desde el Castillo de Árevalo. Foto: © David Pérez (DPC), Wikimedia Commons

La fortaleza inicialmente era una torre vigía fuertemente defendida, pero enclavada dentro de la muralla de la villa de Arévalo. Actualmente estos muros sirven de estructura interna de la torre del homenaje, y parte de lo que fue esa cintura defensiva quedo embutida en la fortaleza.

En el siglo XII se acomete la primera transformación de esta torre vigía original. Se construye en estilo románico y continúa siendo una torre fortaleza y no un castillo.

Según va ganando importancia la villa, esta torre fortaleza terminará quedándose pequeña. Los castillos se utilizaban en épocas de crisis o bien como lugar de homenaje a ilustres invitados, o como prisiones de importantes personalidades. En este periodo sirvió de lugar de enclaustramiento de la Reina Blanca de Borbón, esposa de Pedro I de Castilla, conocido como Pedro I El Cruel.

La llegada de D. Álvaro de Zúñiga, procedente de una rama menor de los monarcas navarros, fu el origen de la ampliación definitiva a principios del siglo XV. Es en este siglo, cuando Doña Isabel de Portugal, reina viuda de Juan II es recluida en Arévalo, pasando temporadas en el castillo, aunque lo más probable es que residiese junto a sus hijos, el infante Alfonso y la infanta Isabel, futura Reina Isabel I de Castilla en la propia villa.

Tras varios cambios a lo largo de los siglos que explicaremos más adelante con la relación de Isabel la Católica y el castillo de Arévalo, finalmente el ayuntamiento de Arévalo lo cede al Ministerio de Agricultura para su uso como silo de cereal.

Cuando este uso fue innecesario, el castillo estuvo a punto de desaparecer. Afortunadamente a finales del siglo XX fue rehabilitado como bien de atractivo turístico con la declaración en 1970 de Conjunto Histórico y Bien de Interés Cultural.

En la actualidad, el castillo puede visitarse. En la reconstrucción realizada se ha encontrado un baluarte que puede verse gracias a la excavación realizada recientemente. Ya en el patio de armas, se han colocado distintas infografías de la restauración e historia del castillo. Lo más interesante del mismo es la visita a la torre del homenaje.

En los pisos inferiores se encuentran los restos de las antiguas construcciones previas al castillo actual. Los muros han cambiado, y han pasado a ser sustento de la actual torre del homenaje.

La primera planta está reconstruida como una estancia más palaciega de la época del renacimiento. En la segunda se encuentra el museo del cereal en homenaje a una de sus múltiples funciones y en la azotea, un mirador desde el que disfrutar de la comarca de la Moraña y su villa de Arévalo.

Foto: Flickr | Santiago López Pastor
Interior Castillo de Árevalo. Foto: Flickr | Santiago López Pastor

 

Las visitas pueden realizarse los fines de semana y los festivos nacionales de forma guiada cada media hora hasta las seis de la tarde.

Además, este castillo, se engloba en la ruta denominada "La Ruta de Isabel", que recorre junto a otros pueblos las principales villas por las que pasó la Reina Isabel I de Castilla.

La reina Isabel la Católica y el devenir del castillo

La historia de esta villa está íntimamente unida a los años de infancia y juventud de Isabel de Trastámara, futura reina de Castilla, conocida como Isabel La Católica. Isabel residió en esta villa desde 1454 hasta 1461, recluida junto con su madre y su hermano el infante Alfonso, tras la muerte de su padre, por orden de su hermanastro el rey Enrique IV.

Su residencia en el desaparecido Palacio de la Plaza del Real se localizaba junto a la Puerta de Alcocer en la actual plaza del Ayuntamiento. Su formación religiosa estuvo fomentada por una especial relación con los franciscanos arevalenses y su devoción por la Virgen de las Angustias, patrona de Arévalo y su Comarca.

En 1461, Isabel y Alfonso, fueron obligados a vivir en la corte, ubicada entonces en Segovia, alejados de su madre enferma que continuaría residiendo en Arévalo. Posteriormente, serían frecuentes las visitas de Isabel a Alfonso que, tras ser proclamado rey eligió la villa como su centro de actuaciones políticas. Tras el fallecimiento de éste, Isabel residiría en Ocaña en estrecho contacto con la corte, como Princesa de Asturias y heredera a la Corona, pero volvería repetidamente para visitar a su madre quien permaneció en Arévalo hasta el fin de sus días.

Isabel mostró su firme oposición cuando Enrique IV cedió en 1469 la villa de Arévalo y su tierra a Don Álvaro de Zúñiga nombrándole Duque de Arévalo, y no cesó en el empeño de recuperar el señorío de la villa de Arévalo, población por la que sentía especial cariño, nombrándola en numerosas ocasiones como "la mi villa de Arévalo".

Cuando en 1475 estalló la Guerra de Sucesión Castellana entre los partidarios de Isabel y los de su sobrina Juana, el Duque de Arévalo negó obediencia a la Reina y junto con otros cortesanos influyentes seguidores de "la Beltraneja" se levantaron en armas.

En 1476, al decantarse las batallas a favor de Isabel y su esposo Fernando, el hijo del Duque, Pedro de Zúñiga, solicitó el perdón para su padre. Isabel inició entonces las negociaciones que culminarían en 1480 con la renuncia de los duques a todos los derechos sobre la villa de Arévalo en favor de la corona real. Entre las posesiones recibidas por Isabel y Fernando se encontraba este castillo de Arévalo, cuya edificación es atribuida a Don Álvaro y su esposa, Doña Leonor de Pimentel, durante su periodo como Duques de Arévalo.

 

Finalizada la contienda por la sucesión y recuperada la villa de Arévalo para la Corona, Isabel y Fernando desplazaron el centro de sus acciones políticas y guerreras al reino de Granada, siendo por ello escasas las estancias reales en Arévalo.

En manos de los Reyes Católicos, comenzó un largo periodo de cambios para el edificio del castillo que asumiría muy diversas funciones, entre ellas un carácter de fortaleza. Tras el fallecimiento en 1516 de Fernando El Católico fue convertido en prisión real y por sus celdas pasaron nobles y personajes como don Fadrique Enríquez, el marqués de Ariza, el Príncipe Guillermo de Orange y el Duque de Osuna. La prisión permaneció en uso hasta finales del siglo XVII.

Las guerras de Sucesión y de Independencia supusieron una duro golpe para el castillo pues sufrió el saqueo y la eliminación de sus defensas hasta quedar convertido en una ruina. Ya abandonado, sirvió de cementerio hasta 1896, y a principios del siglo XX, se convirtió en cantera de piedra para las construcciones locales, con lo que ello ha significado de expolio para el mismo.

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