Un programa adecuado brindaría protección inmunológica.
Una revisión llevada a cabo por investigadores de varias universidades, entre las que se encuentra la de Burgos, plantea que realizar ejercicio físico podría ser una herramienta complementaria muy útil para prevenir la infección del coronavirus Sars-Cov-2 o atenuar algunos de sus síntomas. Además, sostiene que la actividad física lograría mejorar la recuperación y la calidad de vida, así como brindar protección inmunológica a largo plazo contra esta enfermedad. En este sentido, el estudio concluye que el ejercicio físico ejercería un efecto inmunomodulador y actuaría como "control de la puerta de entrada viral, modularía la inflamación, estimularía las vías de síntesis de óxido nítrico y establecería control sobre el estrés oxidativo".
Una revisión llevada a cabo por investigadores de varias universidades, entre las que se encuentra la de Burgos, plantea que realizar ejercicio físico podría ser una herramienta complementaria muy útil para prevenir la infección del coronavirus Sars-Cov-2 o atenuar algunos de sus síntomas. Además, sostiene que la actividad física lograría mejorar la recuperación y la calidad de vida, así como brindar protección inmunológica a largo plazo contra esta enfermedad. En este sentido, el estudio concluye que el ejercicio físico ejercería un efecto inmunomodulador y actuaría como "control de la puerta de entrada viral, modularía la inflamación, estimularía las vías de síntesis de óxido nítrico y establecería control sobre el estrés oxidativo".
Finalmente, los investigadores concluyen que los programas de ejercicio físico deben individualizarse y "la intensidad debe ajustarse a la situación actual del paciente y al historial deportivo previo".
En el análisis han intervenido Diego Fernández y Lourdes Jiménez de la Universidad Valladolid, Jerónimo González y Juan Mielgo de la Universidad de Burgos, Nerea Sánchez del Hospital de Santa Bárbara de Soria y Ana Ascaso del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
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