REPORTAJE

La Vía Aquitania, pasado y presente de las comunicaciones castellanas

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Puente romano en Villasandino, prueba de la romanización del territorio burgalés
Celia Varona Barbero
14/07/2018 - 14:00h.

Como bien es sabido, tanto la fundación como la consolidación de la entidad de Burgos, corresponden a la época del Medievo. Sin embargo, esto no significa que antes de eso no hubiera nada. Y es que parece que, en Burgos, pasamos de la existencia de Miguelón, en Atapuerca, a las gestas de Rodrigo Díaz de Vivar como si de un pequeño salto cronológico se tratara.

Conviene, en ocasiones, recordar nuestra historia. Y más cuando fueron obras y acontecimientos pasados los que ayudaron  a la posterior configuración de Burgos.

En las próximas líneas, presentamos la que fuera la principal forma de comunicación para el Burgos romano: La Vía Aquitania. Estas vías o calzadas eran cruciales para que el territorio romano estuviera conectado. No solo los mercaderes y comerciantes se beneficiaban de estas antiguas carreteras, también eran lugar para avituallamientos, avance de tropas y refugio para aquellos que no podían permitirse vivir en las ciudades.

Las vías, por supuesto, también tenían sus riesgos, ya que eran el lugar perfecto para asaltantes y malhechores.

La red de vías del Imperio Romano en la época del emperador Adriano, durante los primeros años del siglo II a.C., llegó a interconectar desde el territorio turco hasta Hispania y bordeando todo el África septentrional. Esto suponía que, a pesar de tener su independencia, todas las zonas del Imperio estaban bajo la atenta supervisión, órdenes y leyes de la misma Roma.

En concreto, vamos a hablar de la Vía Aquitania. La construcción de esta vía comenzó, exactamente, en el año 118 a.C. en el territorio galo. Recordemos, que el territorio galo es la zona de la actual Francia, y para dar una referencia más real, es ese territorio en el que discurrían las aventuras de Asterix y Obelix.

Bien, pues su construcción empezó, concretamente, desde Narbo Martius (la actual comuna del sur francés). Un tal Gnaeus Dominitius Ahenobarbus, derrotó junto a Quinto Fabio Máximo Alobrógico a las tropas galas en ese territorio y estableció una calzada que comunicó Narbo Martius con la actual ciudad de Burdeos (Burdigala para los romanos de aquella época).

Y así se quedó establecida la verdadera Vía Aquitania durante los primeros siglos antes de Cristo. A partir de esa se ramificaron otras tantas vías distribuidas por el territorio que el Imperio podía abarcar.

Concretamente, la escisión clave para el territorio hispano en la Vía Aquitania o vía XXXIV, fue el tramo Ab Asturica Burdigalam. Es decir, del tramo que unía la localidad ahora leonesa de Astorga y Burdeos.

Esta vía conservó su utilidad tras la caída del Imperio romano. En la Edad Media, con la conformación de la entidad política castellana, la Vía Aquitania (o Aquintana, como se generalizó posteriormente su nomenclatura) era crucial para unir el núcleo político, social y económico, que era la ciudad de Burgos a partir de su fundación en el 884 d.C., con otras localidades importantes a nivel de gestión o administración, como podía ser la palentina Carrión de los Condes.

Así pues, en la Edad Media fue crucial para establecer una buena comunicación entre localidades del primero Condado y luego Reino de Castilla. Además, la vía XXXIV serviría como camino adaptable para la ruta jacobea, ya que eran coincidentes en varios tramos. Esto se debe, principalmente a la capacidad de adecuarse a un territorio desconocido por parte de los peregrinos que iban a expurgarse de sus pecados a Santiago de Compostela.

En la actualidad, importancia de esta vía radica en el establecimiento de un camino que une, no solo los actuales territorios del sur francés y Castilla y León, sino también todo el norte peninsular,

A día de hoy, a parte de los yacimientos arqueológicos que dan riqueza al patrimonio castellano, la importancia de la Vía Aquintania se materializa en tres caminos. La primera, la A-1. La conocidísima autovía que une Madrid con Vitoria tiene gran influencia, tras su paso por Burgos, con la Vía Aquitania y coinciden en varios tramos. Esto denota la capacidad que tenía la ingeniería romana para encontrar el camino más rápido entre dos puntos. También la A-234, que une Burgos y  León.

Por otra parte, volvemos a mencionar el Camino de Santiago, que se ha convertido en uno de los símbolos del norte peninsular. La influencia de nuestra ruta en el Camino de Santiago continúa aunque puede que, de alguna manera, esté encubierta por la fama de este segundo.

Ahora bien, ¿por qué caminos pasaba exactamente la Vía Aquitania en Burgos?

Puebla de Arganzón (atravesando el desfiladero estratégico de las Conchas de Arganzón), Burgueta, Estavillo, Arce-Mirapérez (Deobriga), Miranda de Ebro, Ameyugo, Pancorbo (Vindeleia), Santa María Ribarredonda, Cubo de Bureba, Fuentebureba, Briviesca (Virovesca), Prádanos de Bureba, Castil de Peones, Monasterio de Rodilla, Alto de Rodilla (Tritium Magallum), Las Mijaradas, Hurones, Villayerno-Morquillas, Burgos, Villalonquéjar, Alto de Tardajos (Deobrigula), Las Quintanillas, Villanueva de Argaño, Sasamón (Segisamone), Padilla de Abajo, Melgar de Fernamental.

Y en Palencia, por Dessobriga, Osorno, Villadiezma, Villaherreros, San Mamés de Campos, Carrión de los Condes (Lacobriga), Villotillo, Calzadilla de la Cueza (Viminacio) y continuaba desde aquí por Sahagún (Camala), León y Astorga.

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