La mala gestión del material sanitario se ha convertido en el nuevo contaminante ambiental. Mascarillas y guantes arrojados en las calles, cunetas y playas... Sin duda, un acto incívico que pone en riesgo la protección de todos.
La crisis del coronavirus está cambiando muchas cosas de nuestra vida cotidiana. Ya hemos modificado conductas, como lavarnos las manos repetidamente o el distanciamiento social, pero muchas otras deben ser reforzadas. El reciclaje debería ser uno de los hábitos a tener en cuenta ahora que tenemos tiempo y, además, el planeta lo necesita más que nunca.
Llevamos un mes de confinamiento y la ciudadanía ha adoptado medidas para evitar contagios. La mayoría de las personas en el mundo intentan salir lo mínimo a la calle. Las mascarillas, el gel antiséptico y los guantes se han convertido en la imagen icónica de la crisis del COVID-19 pero, ¿alguna vez os habéis preguntado dónde van a parar después de su uso?
En las últimas semanas, muchos operarios de limpieza y vecinos han advertido en las redes sociales que están encontrando guantes y mascarillas usados tirados por la calle. Este es un acto incívico que ayuda a la propagación del virus.
Estos artilugios tirados en cunetas, carreteras o justo al lado de los contenedores demuestran que el ser humano, en muchas ocasiones, no es consciente del riesgo que genera. ¿Qué debemos hacer entonces? De momento, para un buen reciclado de los residuos es necesario separar tanto las mascarillas como los guantes del resto de la basura, siempre de esta manera:
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