Con esta actuación se pretende potenciar la intervención farmacéutica en la detección de síntomas y la derivación al especialista, así como impulsar la educación sanitaria y el autocuidado.
72 farmacias de Castilla y León, que desarrollan su labor asistencial en zonas rurales, imparten sesiones de educación sanitaria a pacientes y cuidadores para fomentar el autocuidado y la adherencia en el ámbito de la salud mental, en el marco de una campaña impulsada por el Consejo General de Colegios Farmacéuticos bajo el nombre de Escuelas Rurales de Salud Mental y en al que han participado varios Colegios Profesionales de la región.
La iniciativa, desarrollada en colaboración con Boehringer Ingelheim, tiene como objetivos potenciar la intervención de la farmacia comunitaria en la detección de síntomas de patología mental, fomentar la derivación al especialista y desarrollar la educación sanitaria y el autocuidado. En definitiva, impulsar la labor del farmacéutico y la farmacia como un potente radar social de problemas de salud mental.
Las farmacias rurales que se han sumado a esta campaña están impartiendo dos sesiones de educación sanitaria dirigidas a pacientes y a cuidadores a los que se les explica la importancia del autocuidado en la salud mental y de la adherencia tanto a los tratamientos como a los hábitos de vida saludables, entre ellos, el ejercicio físico y una alimentación equilibrada. Las sesiones se están llevando a cabo en los municipios de Ávila, Burgos, León, Palencia, Segovia, Soria, Valladolid y Zamora.
Para la presidenta del Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León, María Engracia Pérez, "esta iniciativa pone de manifiesto, una vez más, el papel tan importante que desempeñan las farmacias en los entornos rurales como punto sanitario de referencia por su cercanía y accesibilidad, en entornos cada vez más despoblados y con menos recursos. Esta disponibilidad de las farmacias en entornos rurales ha permitido convertirlas en auténticas escuelas de salud aportando un enorme valor para los pueblos".
Esta iniciativa se enmarca en una campaña sanitaria que el Consejo General puso en marcha en noviembre del año asado junto a la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM) y en colaboración con Boehringer Ingelheim, cuyo eje principal fue, además de potenciar la intervención del farmacéutico comunitario en patología mental, promover la estima frente al estigma en salud mental.
Para ello, se desarrolló una guía científica junto a la SEPSM, que permitía a los farmacéuticos profundizar en sus conocimientos sobre las principales patologías mentales, sus diferencias, los signos y síntomas de alerta y las buenas prácticas de derivación al especialista.
Además, se crearon infografías descriptivas sobre autocuidado en la salud mental para los pacientes y sus cuidadores, donde se aborda la importancia de la adherencia terapéutica y a hábitos saludables. También, bajo el paraguas de Escuela con Pacientes del Consejo General, se desarrolló un webinar formativo con el título de "El papel del autocuidado en la Salud mental".
Un radar para detectar primeros síntomas
La contribución de los farmacéuticos comunitarios a la hora de afrontar el gran reto de la salud mental es clave, puesto que, por su cercanía al paciente, representan un auténtico radar para detectar primeros síntomas, pacientes que han dejado de tomar su medicación, otros que expresan reacciones adversas o que muestran signos de empeoramiento.
En el estudio "La Salud Mental en España", promovido por el Consejo Asesor Social de la Profesión Farmacéutica, en el que se hace una fotografía de la prevalencia, causas, factores de riesgo, sistemas y recursos de atención asociados a los problemas de salud mental, se recoge un decálogo de recomendaciones en las que se insta a tener en cuenta a los farmacéuticos como un recurso sanitario para mejorar la atención a las personas con patologías mentales.
Como se defiende en el informe, la colaboración de los farmacéuticos con el resto de los profesionales potencia la calidad de los cuidados continuos, desde la prevención y detección hasta el seguimiento a largo plazo del tratamiento y proceso de recuperación. Por ello, integrar al farmacéutico en equipos multidisciplinares de salud mental es una medida necesaria pues permitiría mejorar la coordinación entre los distintos actores del sistema de salud y ofrecer un enfoque más integral y personalizado al paciente.