Burgos se prepara desde hace semanas para celebrar la fiesta más popular de todas las que se conmemoran en la ciudad; es el festejo más genuino. Sus orígenes están en la celebración de la victoria de las tropas cristianas sobre las musulmanas en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.
La primera fecha que se conoce de su celebración es la del 22 de mayo de 1331, después de la institución de la solemne fiesta del Corpus, bajo el reinado de Alfonso XI.
El barrio de Huelgas se llena de colorido en los días previos. En la fiesta se mezclan autoridades militares, religiosas y civiles con el pueblo.
En una fiesta ligada al Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, fundado por el rey Alfonso VIII y su mujer la reina Leonor, donde tienen lugar todos los actos religiosos. Y en el parque de El Parral. Está declarada fiesta de interés turístico regional.
Dice la cronista Mari Cruz Ebro dice del Curpillos: "Para las chicas de mi época tenía especial relieve [...] Por la mañana a las doce bajábamos a Huelgas. Bajábamos en coche. La familia que no contase con vehículo o con dos duros para alquilarlo, se quedaba en casa. Presentarse a pie en dicha fiesta era cursi [...] En el «Compás», antes de la solemne procesión en la que figura el histórico trofeo de las Navas, se organizaba animado paseo. Día de estreno. Competencia de lujosos atuendos, sedas, volantes y gasas".
El arzobispo de Burgos, Fidel Herráez, trasportará al Santísimo Sacramento bajo palio, mientras la máxima autoridad militar lleva la réplica del Pendón de las Navas de Tolosa. El original se guarda con celo en el Museo de Telas Medievales de las Huelgas.
Según cuentas las crónicas de la época, este trofeo fue conseguido por Alfonso VIII y era un adorno de la puerta de entrada del sultán Muhammad al-Nsir, conocido entre los cristianos como Miramamolín.
Podría decirse que el Curpillos es el Día del Señor, celebrado a lo humilde. Eso sí con los Gigantones, madre, que ese día "corren, saltan, grandones, bailan alrededor. La gigantilla es hembra del Alcalde Mayor; pero todos por dentro parecen un farol"...
Cuenta Anselmo Salvá que los Gigantones en Burgos se remontan a la época de la Reforma Protestante. En el año 1899 toman su aspecto actual y nacen también los famosos Gigantillos, cuya indumentaria da a entender que se trata de un alcalde y la alcaldesa de un pueblo de la Sierra de Burgos. El origen de los Danzantes se pierde en la historia.
La fiesta del Curpillos se prolonga en la tradicional jira castellana que se celebra en el Parral, finca situada entre el Monasterio de las Huelgas y el Hospital del Rey, perteneciente a los Reales Patronatos y cedida para su uso al Ayuntamiento de Burgos.
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