La delegación burgalesa del Círculo Cultural ha rendido homenaje al "héroe de la guerra de la Independencia en la capital" con motivo del bicentenario de su muerte.
El Empecinado fue uno de los jefes guerrilleros más destacados, aunque, por su parte, intentó evitar siempre el ensañamiento y la crueldad. Así, a finales de 1808, una de sus primeras escaramuzas contra los franceses terminó con la denuncia de sus paisanos contra el Empecinado por haber dado cobijo en su propia casa a una distinguida dama francesa que viajaba en el convoy que había capturado. Juan Martín fue encarcelado en la prisión de Burgo de Osma, de la que no tardó en escaparse.
Pese a que fue uno de los más destacados jefes de la guerrilla que luchó contra la invasión napoleónica de 1808, Juan Martín fue ejecutado por el régimen absolutista de Fernando VII.
Una tarde de agosto de 1825, Juan Martín era llevado a la horca a lomos de un burro desorejado en señal de deshonra, mientras una plebe embrutecida seguía su recorrido lanzándole improperios y objetos. Al acercarse al cadalso, en un titánico esfuerzo, el Empecinado rompió las cadenas que le sujetaban y trató de refugiarse en sagrado, pero los soldados se lo impidieron tras un forcejeo en el que sufrió algún bayonetazo. Ante su desesperada resistencia, fue arrastrado con una soga hasta el suplicio y colgado sin más ceremonia.
Años más tarde, en 1843, se produjo el traslado solemne de sus restos a Burgos, los honores militares y el monumento a su memoria.
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