INVESTIGACIÓN

La nueva unión del CENIEH con Paleolítico Vivo abre "un campo de oportunidades y una ventana al pasado"

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El CENIEH y Paleolítico Vivo colaboran en el campo de la Arqueología Experimental

El Centro Nacional de Investigación de La Evolución Humana (CENIEH) y Paleolítico Vivo han abierto un nuevo marco de colaboración mediante el que se aumentarán las colecciones y los campos de investigación en arqueología experimental y tafonomía, así como la difusión y conservación de las muestras.

María C.
04/10/2022 - 11:53h.

Gracias a este convenio se podrán llevar a cabo recreaciones en espacios abiertos, lo que da "más potencial" al CENIEH, afirma la investigadora Nohemi Sala. Y es que Paleolítico Vivo no es un lugar cualquiera, sus animales y topografía abren "una ventana al pasado" por las similitudes con Atapuerca. La muerte natural de sus animales servirá para que se dé respuesta a preguntas que de otra manera son inviables, y determinar patologías.

Sus carcasas se analizarán y se incluirán en la Colección Osteología de Anatomía Comparada, que tiene cerca de 600 fósiles.

Además, las 17 hectáreas de este espacio son un recurso único, que permitirá analizar en un "contexto real" el consumo de los carnívoros en cada uno de los procesos de la vida y el proceso de creación de yacimientos, también su desplazamiento y tiempo de construcción.

Y es que los animales influyen en la conservación y alteración de los mismos, analiza el técnico del Laboratorio, Felipe Cuartero.

Pero no quedará ahí y es que para el codirector de Paleolítico Vivo, Eduardo Cerdá, este convenio de colaboración supone una nueva "pata" que abre "un campo de oportunidades", ya que, aunque ahora trabajen con cuatro especies, todo apunta a que ampliarán hasta 80 hectáreas el centro (durante 25 años), llegando hasta los Montes de Salgüero, por lo que a futuro podrán ampliar las ramas de investigación.

Esto también permitirá evitar la endogamia, ya que tener una sola manada provoca que se crucen ejemplares consanguíneos. Ahora trabajan con caballo de Przewalski, tarpán, bisontes y uros.

En definitiva, este acuerdo supone la oportunidad de seguir trabajando por la conservación de la naturaleza y el cuidado de los animales, pero también su uso para la investigación después de que hayan muerto, porque se evita que se incineren o que sean consumidos por los buitres, explica la codirectora de Paleolítico, Estefanía Muro.

En resumen, el acuerdo les da "una segunda vida" a través del estudio de sus restos en el CENIEH, y permite el análisis real de experimentos en los campos de Juarros, como los relacionados con el fuego o con las técnicas de lanzamiento de armas paleolíticas (jabalinas, arcos y flechas, propulsores o dardos), que no se pueden realizar en interiores.

De esta manera el Paleolítico Vivo seguirá divulgando "lo que fue y debe seguir siendo" este espacio natural, que suma más de 15.000 visitas anuales (en su mayoría de ámbito familiar e infantil).

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