Hoy paseamos por la calle Avellanos
Se encuentra tan transformada que no deja adivinar lo que fue antes. Parece ser que a mediados del XVI debía ser tan oscura como la Tenebregosa, a causa de la gran cantidad de corredores, balcones y saledizos de lo alto de las fachadas, que cerraban completamente el paso al sol. En la calle de Avellanos desembocaba el callejón del Infierno por la parte alta de la rúa o Rueda de San Gil.