OPINIÓN

El PP, juego limpio por encima de todo...

Mañueco

De haber sido otro quien lo dice, no habría podido contener el ataque de risa. Pero conociendo el parco sentido del humor del secretario autonómico del PP, Francisco Vázquez, quien, sin ir más lejos, lleva muy mal eso de que "El topillo" se refiera a él como "Paco/Paquito/Paquete", supe de inmediato que hablaba completamente en serio, sin tener que contener su propia carcajada.

El blog de Pedro Vicente
16/04/2025 - 18:00h.

Y es que ha descartado Vázquez una hipotética anticipación de las elecciones autonómicas argumentando que, con los cirios domésticos que arrastra el PSOE de Castilla y León (y en ese momento no se conocía en toda su dimensión la trapisonda protagonizada por los socialistas paisanos de don Francisco), dicho adelanto sería "jugar con ventaja".

Hasta tal extremo llega el "fair play" político del PP, capaz de renunciar a la prerrogativa legal que permite a su presidente adelantar unas elecciones con tal de no beneficiarse de las reyertas internas del entrañable adversario con el que ha compartido el bipartidismo -cada vez más imperfecto- de la política española. A eso se le llama juego limpio, solidaridad y empatía política. Para que luego digan las malas lenguas empeñadas en encizañarlo todo.

En contra de esas lenguas viperinas, el PP (en general y en Castilla y León en particular) jamás ha acudido dopado a ninguna elección, sea ésta de ámbito nacional, autonómico o local. Lejos de él la tentación de instrumentar sectariamente en beneficio partidista los resortes de las administraciones que gobierna y, desde luego, jamás de los jamases ha utilizado la publicidad institucional -eso que aquí bautizamos en su día como "chequera mediática"- para obtener trato de favor por parte de los medios beneficiarios, cuya neutralidad e independencia no seré yo quien ponga en duda. Y ni qué decir tiene que ni por asomo han engordado los populares su gasto en las campañas electorales con dinero negro de procedencia dudosa. Sobre esto último el PP ha sufrido cantidad de infundios, como aquel que puso en duda el origen del fajo de billetes cogidos con una goma que José Antonio Bermúdez de Castro, el incombustible diputado del Congreso por Salamanca, se dejó olvidado en plena campaña electoral en una cafetería de Santa Marta de Tormes. Ya son ganas de difamar a un partido de tan intachable trayectoria democrática como el fundado por Fraga Iribarne y refundado por José María Aznar, cuyo sucesor digital, Mariano Rajoy, fue apartado del Gobierno a través de una torticera moción de censura basada en una sentencia judicial que tergiversaba una supuesta financiación irregular que jamás ha podido acreditarse.

Sentado todo lo anterior, en realidad pienso que, si por "Fonsi" Fernández Mañueco fuera, a estas alturas ya se habrían celebrado nuevas elecciones autonómicas. Entre otros motivos, precisamente porque sus dos principales rivales electorales, Vox y PSOE (por este orden, como luego explicaré) hace tiempo que arrastran serias dificultades en nuestra comunidad. Tras la espantada/haraquiri de Juan García Gallardo Frings -¿han reparado en qué ya nadie se acuerda de él?-  la formación ultraderechista carece de referente en Castilla y León. Ha purgado a dos procuradores que tuvieron la veleidad de reclamar democracia interna (¿de qué guindo se habrían caído estos?), carecen de candidato hasta que el caudillo Abascal señale a un propio con el pulgar, y tienen un serio hándicap electoral de comparecer tragando por imperativo abascaliano con los caprichosos aranceles decretados por el "macho alfa de la manada de gorilas" (González Pons dixit) alojado en la Casa Blanca. Siento curiosidad como alguno de los dirigentes agrarios emparentados con Vox, pongamos por caso el presidente de Asaja en Valladolid, van a explicarles a los agricultores las bondades de los aranceles trumpianos. Por todo ello no es muy arriesgado a aventurar que Vox va a tener muy difícil mantener los 13 escaños de procurador sumados en las elecciones autonómicas de 2021.

Por su parte, los socialistas han visto como se les complicaba la transición entre un líder completamente amortizado -que eso sí, ha conseguido agenciarse la sinecura del Senado- y otro, Carlos Martínez, que está tardando demasiado en emerger y llega con el hándicap inevitable de carecer de escaño en el "mausoleo" de Villa del Prado y con el que él solo se ha impuesto al empeñarse en compatibilizar sus responsabilidades políticas de ámbito autonómico con el mantenimiento de la alcaldía de Soria y su puesto en la Diputación provincial (como si estuviera a su alcance el don de la bilocación atribuido a su paisana sor María Jesús de Agreda).
A estas desdichas de sus principales competidores se une la manifiesta precariedad parlamentaria del gobierno monocolor de "Fonsi" Mañueco, en minoría en el "mausoleo" desde que Vox diera la espantada en verano de 2023. Esa precariedad le ha llevado a incumplir flagrantemente su obligación estatutaria de presentar el Proyecto de Presupuestos para 2025, lo que hace que desde el pasado 1 de enero esté gobernando con el Presupuesto prorrogado pactado en su día con exsocio ultraderechista. Pero no es esto lo peor, ya que esos desajustes en las cuentas se subsanan a base de los consabidos enjuagues presupuestarios en los que es ducho el consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, ya saben "ese-eterno-chico-bien-mandado-que-vale-igual-para-un-roto-que-para-un descosido".

Lo que trae por la calle de la amargura al PP es que una convergencia de intereses entre el PSOE y Vox ha convertido a ambos en "extraños compañeros de cama" alineados en torno a una reforma de la Ley de Publicidad Institucional promovida a raíz (echenle hilo a la cometa) por el único procurador de Podemos, Pablo Fernández, quien por otro lado está completamente de salida a la espera de heredar el escaño del Parlamento Europeo que dejará vacante Irene Montero tan pronto se celebren elecciones generales.

Inopinadamente, dicha reforma legislativa ha devenido en la revisión de arriba a abajo de ese intragable modelo de televisión autonómica implantado en Castilla y León, de resultas del cual la Junta subvenciona con 22 millones de euros anuales a la adjudicataria de un canal adjudicado en régimen de monopolio, que, al tratarse de una compañía privada no está sujeta a ningún control ni fiscalización parlamentaria, habiéndose ganado a pulso el remoquete de "Telemañueco", a la vez que, pese a esa millonaria inyección de dinero público, mantiene a sus trabajadores en una manifiesta precariedad salarial.

¿Por qué no convoca entonces Mañueco elecciones anticipadas? La respuesta es obvia: porque, aunque formalmente dispone de esa potestad, en la práctica no puede tomar una decisión de ese alcance sin contar con el plácet de Alberto Núñez Feijóo y esté no quiere ni en pintura elecciones en ninguna comunidad mientras no él y la dirección nacional del PP no salgan del avispero en el que se han metido al mantener su apoyo a ese zombi político llamado Carlos Mazón. Tan pronto Génova de su visto bueno, "Fonsi" activará el botón electoral y en Colegio de la Asunción confían en poder celebrar esos comicios el próximo otoño, lo que les exoneraría de su obligación de tener que presentar Proyecto de Presupuestos para 2026.

Por supuesto, los socialistas incurren por su parte en otra impostura cuando reclaman elecciones anticipadas argumentando -cosa completamente cierta- que la Legislatura autonómica está completamente agotada, con un gobierno incapaz de sacar adelante ninguna otra iniciativa legislativa que no sea, y previo consenso entre los dos grandes partidos, la nueva Ley contra la Violencia de Género. Más viejo que la tos: el PSOE insiste en demandar ese anticipo electoral creyendo que es la mejor manera de que el PP no lo lleve a cabo, cuando la realidad es que su nuevo secretario autonómico, Carlos Martínez, necesita tiempo para asentar su liderazgo y proyectar su alternativa de gobierno frente al PP.

Mientras tanto, Mañueco es muy consciente de que, electoralmente, su verdadero competidor no es el PSOE sino Vox, con el que se disputa un segmento fronterizo del electorado crucial para alterar en favor del PP la correlación surgida de las últimas elecciones autonómicas, de forma que, aunque no llegue a la mayoría absoluta, el próximo resultado le permita gobernar en minoría sin esa dependencia de la ultraderecha. De ahí que Mañueco y los suyos estén volcados, con el apoyo de Trump, en atraer hacia el PP a electores de Vox que no estén dispuesto a comulgar con la rueda de molino de los aranceles y demás desafueros y desmanes de Abascal y su camarilla. Y de ahí la descarada sobreactuación del presidente de la Junta en el pasado debate parlamentario sobre el estado de la comunidad al hacer un gurruño del escrito con las exigencias de Vox que su portavoz había dejado en el atril de oradores. Ojalá no tengamos que ver en el futuro a "Fonsi" teniendo que tragar con esas exigencias y otras que se vayan añadiendo por el camino...

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR

--- patrocinados ---
Deja tu comentario
publicidad
publicidad


publicidad