Aterrizar la vocación, consultar planes de estudios, alejarse de presiones externas y asumir la posibilidad de error son factores clave a la hora de elegir carrera universitaria
Dos estudiantes en la Universidad Francisco de Vitoria
Madrid, 13.06.25
La elección de una carrera universitaria puede convertirse en uno de los momentos de mayor incertidumbre para un estudiante de 17 años. A esa edad, son pocos los que se sienten preparados para responder con claridad a las preguntas que propone la orientación vocacional: ¿Qué se me da bien? ¿Qué me motiva de verdad?
El modelo fundacional de Frank Parsons, considerado el padre de la orientación vocacional, proponía cruzar precisamente estos dos factores. Pero en el contexto actual —con un exceso de estímulos, presión social y falta de madurez—, aplicar esta ecuación resulta cada vez más difícil.
Por eso, desde el departamento de Orientación e Información de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV) se acompaña a futuros estudiantes y familias que solicitan ayuda para afrontar esta decisión. El enfoque parte de una convicción clara: no saber qué estudiar no es una excepción, sino una realidad frecuente que debe afrontarse sin ansiedad. "No anticipa un fracaso, sino que indica que es necesario preparar un escenario adecuado para que la decisión llegue", explica Lucía González, orientadora de la Universidad Francisco de Vitoria.
Claves para preparar un buen escenario de decisión
Desde el equipo de orientación de la Universidad Francisco de Vitoria se proponen algunas recomendaciones fundamentales para ayudar a los jóvenes a construir un entorno que favorezca una elección académica acertada, realista y en sintonía con su proyecto personal:
Aterrizar la vocación
Una de las primeras claves es traducir ideas abstractas en deseos concretos. Por ejemplo, pasar de "me gusta ayudar" a "podría estudiar Psicología". Además, es importante no idealizar el concepto de vocación ni culpabilizarse por no tenerla clara desde el inicio. Muchos profesionales construyen su camino sin una vocación definida en la adolescencia.
Asumir la posibilidad de error
Equivocarse no significa haber fracasado. En un año en el que todo cambia —compañeros, rutinas, exigencias— es razonable que surjan dudas. Si esto ocurre, es fundamental escucharlas y buscar orientación. A veces, es precisamente esa primera experiencia universitaria la que permite afinar la decisión final.
Consultar planes de estudios y explorar opciones
Investigar los contenidos reales de las titulaciones, más allá del nombre de la carrera, ayuda a tomar decisiones informadas. Las páginas web de las universidades son una herramienta útil para ello. Asimismo, la Formación Profesional puede ser una vía válida para quienes buscan un enfoque más técnico o una primera toma de contacto antes de acceder a estudios universitarios.
En este sentido, es importante valorar no solo la dimensión técnica de los estudios, sino también el tipo de formación integral que ofrece cada universidad. En la UFV, por ejemplo, las titulaciones incluyen un desarrollo competencial que abarca habilidades personales, pensamiento crítico, trabajo en equipo, liderazgo, comunicación y compromiso ético, esenciales para cualquier ámbito profesional. Esta visión global de la educación permite que los alumnos no solo aprendan una profesión, sino que crezcan como personas capaces de afrontar con criterio y responsabilidad los desafíos de su entorno.
Separarse de las presiones externas
La decisión vocacional debe estar fundamentada en la persona, no en expectativas ajenas. Evitar frases como "en mi familia todos son abogados" o "esta carrera tiene más salidas" es clave para no caer en elecciones condicionadas por factores externos, económicos o familiares.
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