Una veintena de estudiantes y mayores inician su convivencia este curso en el Programa de Alojamientos Compartidos de la UBU.
Más de la cuarta parte de la población burgalesa es mayor de 60 años, y muchos de ellos sufren soledad no deseada. En el otro extremo de la pirámide poblacional, entre los jóvenes de 16 y 29 años, el 25% manifiesta el mismo sentimiento. Aunque la soledad sentida por ambos colectivos puede ser muy diferente y provocada por causas diversas, la búsqueda de compañía es una constante en todos los grupos de edad, y se acentúa especialmente entre jóvenes y mayores. El Programa de Alojamientos Compartidos de la Universidad de Burgos, en colaboración con la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, contribuye a paliar esta carencia y otras muchas. Como explica Lourdes Bustamante, coordinadora del Programa de Acercamiento Intergeneracional de la UBU, "Cada día son más y mayores las dificultades que los estudiantes encuentran para conseguir un alojamiento (poca oferta, precios desorbitados...) y todos comparten una misma necesidad: poder encontrar un lugar tranquilo donde vivir durante sus años universitarios".
De este modo, esta propuesta gestionada con la colaboración del Ayuntamiento de Burgos, la Gerencia Territorial de Servicios Sociales (GTSS) de la Junta de Castilla y León y la Universidad de Burgos, pretende conectar las necesidades expresadas por ambos colectivos, siempre de un modo seguro para garantizar el éxito de las convivencias. "A veces las personas mayores tienen miedo a meter una persona desconocida en casa, pero el programa garantiza un seguimiento diario, continuo y, sobre todo, acorde a las necesidades que cada uno plantee", señala Luis Javier Arroyo, jefe de Atención Social de la GTSS de la Junta de Castilla y León en Burgos. Desde la sección de Atención a Personas Mayores de la Gerencia su responsable, Rebeca Azofra, no duda en calificar la experiencia como "gratificante e innovadora" para las personas mayores, ya que "además de sentirse acompañados, pueden dar la oportunidad a un estudiante de facilitarle vivienda y que pueda desarrollar su vida en nuestra ciudad", asegura.
Todas las personas mayores de 60 años, con disponibilidad de vivienda (propia, en alquiler, cedida...) y con autonomía para realizar las actividades de la vida diaria, pueden participar en el programa y comenzar a convivir con alguno de los estudiantes de la Universidad. Estos deberán compartir parte de los gastos de la casa (calefacción, luz, alimentación...) y colaborar con las actividades pactadas, como hacer la compra o prestar acompañamiento en las visitas médicas.
Desde que este programa se puso en marcha, en 2016, se han realizado más de 200 convivencias, y este curso ya hay formalizadas 9 nuevas parejas que comenzarán a vivir una experiencia que va mucho más allá de compartir piso.
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