CULTURA

Burgos estrena la exposición ‘Literatura en clave de mujer. Diez escritoras de Castilla y León’

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El Palacio de la Isla inaugura esta muestra, que reivindica el trabajo literario de diez mujeres: Alfonsa de la Torre, Carmen Martín Gaite, Concha de Marco, Delhy Tejero, Elena Santiago, Enriqueta Antolín, Josefina Aldecoa, María Teresa León, Rosa Chacel y Teresa Barbero.

Redacción BurgosNoticias 
08/03/2021 - 19:01h.

El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua inaugura hoy lunes, 8 de marzo, en el Palacio de la Isla de Burgos la exposición 'Literatura en clave de mujer. Diez escritoras de Castilla y León', coincidiendo con la conmemoración del 'Día Internacional de la Mujer'. Se trata un proyecto expositivo que pretende recordar las letras escritas por mujeres de Castilla y León que supieron abrir caminos decisivos para comprender la literatura actual.

Recordar el trabajo literario de todas ellas y reivindicar la necesidad de leer y estudiar sus obras es el objetivo de esta propuesta expositiva, que rinde homenaje a diez grandes escritoras, autoras muy diferentes entre sí, representantes de otras tantas posturas muy diversas ante el hecho literario y ante la cuestión de cómo ser mujer en el presente.

Las escritoras Alfonsa de la Torre (Cuéllar, Segovia), Carmen Martín Gaite (Salamanca), Concha de Marco (Soria), Delhy Tejero (Zamora), Elena Santiago (León), Enriqueta Antolín (Palencia), Josefina Aldecoa (León), María Teresa León (burgalesa nacida en Logroño), Rosa Chacel (Valladolid) y Teresa Barbero (Ávila) son las protagonistas de esta nueva exposición.

Las profesoras Natalia Álvarez (Universidad de León), Carmen Morán (Universidad de Valladolid) y María Ángeles Pérez (Universidad de Salamanca, además de la escritora burgalesa María Jesús Jabato son las comisarias de este montaje expositivo que pretende destacar también las ausencias, por aquellas mujeres que podrían haber estado y no estuvieron: no publicaron, no fueron leídas, no se decidieron a tomar la pluma y afirmar "soy escritora".

La inauguración ha reunido en el Palacio de la Isla a la diputada de Cultura de Burgos, Raquel Contreras, a la concejal de Cultura de Burgos, Rosario Pérez y al delegado de la Junta en Burgos, Roberto Saiz. El director del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, Gonzalo Sanbtonja, junto a las profesoras Natalia Álvarez (Universidad de León) y Carmen Morán (UVA) han participado de forma telemática.

'CONTENIDO LITERARIO Y PROFUNDIDAD INTELECTUAL'

Santonja ha señalado durante la presentación que esta exposición es el resultado del trabajo y del esfuerzo de muchas voluntades. "El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua tiene la obligación de dar contenido literario y profundidad intelectual a la conmemoración de una fecha importante como es el 'Día Internacional de la Mujer", destacando que la muestra es el ejemplo inapelable de que siempre ha habido escritoras en Castilla y León y subrayando igualmente el esfuerzo conjunto de las cuatro comisarias que han intervenido en este montaje  representando a las cuatro universidades públicas de Castilla y León.

Natalia Álvarez, por su parte, ha señalado que esta muestra recupera a diez grandes figuras de la literatura, no solo de Castilla y León, sino de España. "Fueron mujeres que no se vendían a las modas, que van contracorriente y poseen una visión personal del mundo, con un recorrido por todos los géneros en distintas épocas del siglo XX", ha apuntado, destacando el carácter educativo del montaje, dirigido a cualquier persona interesada en la literatura. En parecidos términos se ha expresado Carmen Moran, a quien ha llamado la atención el distinto grado de conocimiento que existe de todas estas autoras. "La exposición es también una invitación a la lectura de sus obras, se trata de volver a sus obras", ha añadido.

La exposición ofrece las semblanzas vitales de cada una de estas autoras, y una selección de citas en las que expresan –con voces bien distintas, desde circunstancias muy diferentes también— qué ha sido para ellas escribir siendo mujer y qué significa la literatura en su vida. En algunos de estos testimonios es posible encontrar la reivindicación expresada con voz clara, en otras, incomodidad e incluso abierto rechazo a la idea de una literatura femenina.

De la misma manera que sus circunstancias y sus obras son distintas, lo es también el grado de conocimiento que hoy tenemos sobre ellas, y la selección de documentos con que están representadas en la exposición así lo refleja: mientras de algunas disponemos de ediciones actualizadas y numerosos estudios, otras esperan aún que las leamos y sepamos descubrir en sus páginas iluminaciones certeras sobre cómo eran, sobre cómo somos.

LAS ESCRITORAS

Teresa Barbero (Ávila)

Narradora y poeta de amplia trayectoria, obtuvo reconocimientos notables aunque aún no ha sido estudiada con la atención que merece. Fue una de las participantes del grupo literario 'El Cobaya', que dio pie a la revista abulense en su primera etapa (1953-1959), de la que es cofundadora junto al escritor Joaquín Fernández y otros autores. Ganó en 1965 el Premio Sésamo con su novela Una manera de vivir, donde aborda el tema de la adolescencia siguiendo la estela de Pequeño teatro (1954) y Primera memoria (1959) de Ana María Matute, Entre visillos (1957) de Carmen Martín Gaite, Adolescente (1957) de Carmen Barberá o Las siete muchachas del Liceo (1957) de Mercedes Rubio. En 1967 quedó finalista del Premio Nadal con El último verano en el espejo. Miembro de la Academia Castellano Leonesa de la Poesía, publica en el siglo XXI los libros de poemas El vuelo de las manos (2000), la antología De años y versos, que editó en 2001 la Academia y Prisión de los espejos (2005).

María Teresa León (Burgos)

María Teresa León Goyri fue una burgalesa de Logroño. En 1929 publicó en la editorial burgalesa Hijos de Santiago Rodríguez sus primeras obras, Cuentos para soñar y La bella del mal amor, y conoció a Rafael Alberti, con quien se fue a Mallorca tras separarse de su marido. En 1932 se casó con el poeta y ambos colaboraron en el tercer libro de María Teresa, Rosa-Fría, una colección de cuentos ilustrados por Alberti. El fin de la guerra y la derrota republicana obligó a Rafael y María Teresa a exiliarse a Orán (Francia), Argentina e Italia sucesivamente.

Destacó como autora de libros de relatos, género en el que publicó Cuentos para soñar (1928), La bella del mal de amor (1930), Rosa-Fría, patinadora de la luna (1934), Cuentos de la España actual (1935), Una estrella roja (1937), Morirás lejos (1942), Las peregrinaciones de Teresa (1950), Fábulas del tiempo amargo (1962). Fue también autora de novelas y biografías noveladas, como Contra viento y marea (1941), El gran amor de Gustavo Adolfo Bécquer (una vida pobre y apasionada) (1946), Don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador (1954), Juego limpio (1959), Doña Jimena Díaz de Vivar, gran señora de todos los deberes (1960), Menesteos, marinero de abril (1965) y Cervantes. El soldado que nos enseñó a hablar (1978). Escribió los ensayos Crónica General de la Guerra Civil (1939) y La historia tiene la palabra.

Josefina Aldecoa (León)

Josefina Rodríguez Álvarez –Josefina Aldecoa desde su matrimonio con el escritor Ignacio Aldecoa— sobresale en las letras leonesas con una mirada comprometida con la realidad circundante. Su labor literaria la sitúa en la generación de los 50 –también conocida como generación del medio siglo o de los niños de la guerra–, a pesar de que su narrativa es posterior a la de otros representantes de la misma. Tras la edición de su tesis El arte del niño (1960), volverá al ensayo en diferentes ocasiones: Los niños de la guerra (1983), que ofrece una crónica de su generación mediante semblanzas de sus narradores; Confesiones de una abuela (1998); y La educación de nuestros hijos (2001). En su narrativa breve destaca A ninguna parte. Sus novelas son La Enredadera (1984), Porque éramos jóvenes (1986), El vergel (1988), la Trilogía de la memoria –Historia de una maestra (1990), Mujeres de negro (1994) y La fuerza del destino (1997)–, El enigma (2002), La casa gris (2005) y Hermanas

Elena Santiago (Palencia)

Elena Santiago (Órbigo, León) es autora de una obra literaria de gran calidad artística que exige una necesaria reivindicación. Pertenece a la generación del 68, con cuyos autores comparte el deseo de ofrecer una narrativa pura, abierta a la imaginación y al arte de contar, que rechaza tanto el realismo social como el experimentalismo exacerbado.

Ha publicado los poemarios Después, el silencio (1978), Ventanas y palabras (1983) y No estás (2001). Sus novelas son La oscuridad somos nosotros, Premio Ciudad de Irún 1976 (1977), Ácidos días, Premio Novelas y Cuentos 1979 (1980), Gente oscura, Una mujer malva, Premio Ciudad de Barbastro 1979 (1981), Manuela y el mundo, Premio Felipe Trigo 1983 (1985), Alguien sube, Premio Ateneo Ciudad de Valladolid (1985), Veva (1988), El amante asombrado (1994), Amor quieto (1997), Asomada al invierno (2001), La muerte y las cerezas (2009), Nunca el olvido (2015) y Los delirios de Andrea (2019). Sin olvidar sus memorias noveladas, Ángeles oscuros (1998).

Enriqueta Antolín (Palencia)

Enriqueta Antolín nació en Palencia, en 1941, pero a los seis años se instaló con su familia en Toledo, ciudad que ejercerá sobre ella una fascinación permanente. Inaugura su trayectoria La gata con alas (1992), novela galardonada con el Premio Tigre Juan. Completan la serie Regiones devastadas (1995) y Mujer de aire (1997).

Carmen Martín Gaite (Salamanca)

Es una de las grandes escritoras del ámbito hispánico. Cultivó todos los géneros literarios con gran talento. Nacida en Salamanca en 1925, murió en Madrid en 2000. Su primera novela, Entre visillos, ganó en 1957 el prestigioso Premio Nadal. En ella retrata la vida de un grupo de muchachas en una ciudad de provincias donde viven el paso de la adolescencia a la juventud, los asfixiantes prejuicios y el triste clima de la época, basado en los valores de la familia, la Iglesia y la patria de modo fuertemente represivo, especialmente para las mujeres.

En la década de los 60 publica el libro de cuentos Las ataduras (1960) y la novela Ritmo lento (1963), finalista del Premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral. Publica la novela Fragmentos de interior (1976) y A rachas. Recopilación poética (1976), con los poemas que ha ido escribiendo desde su primera juventud. Con su siguiente novela, El cuarto de atrás (1978) gana el Premio Nacional de Narrativa. En 1987 se estrena en Madrid su obra teatral A palo seco (monólogo en un acto), a la que sigue La hermana pequeña en 1999. Regresa a la novela con Nubosidad variable (1992), donde ahonda en registros frecuentes en su obra. Sus últimas novelas fueron La reina de las nieves (1994) Lo raro es vivir (1996) e Irse de casa (1998).

Alfonsa de la Torre (Segovia)

Ildefonsa Teodora de la Torre y Rojas, conocida como Alfonsa de la Torre, nació en Cuéllar (Segovia), en el seno de una familia acomodada. La vasta cultura de Alfonsa de la Torre y su desconcertante personalidad se manifiestan en su obra, de corte erudito, caracterizada por el uso libre de métrica y rima. Fue galardonada en 1951 con el Premio Nacional de Poesía por su obra Oratorio de San Bernardino.

Destacó fundamentalmente en el género poético, con los poemarios siguientes: Égloga (1943), Maya (1944), Oda a la reina de Irán (1948), Canción de la muchacha que caminaba a través del viento (1949), Oratorio de San Bernardino (1950), Epitalamio a Fabiola (1960), Plazuela de las obediencias (1969), Lekitas de una adolescente en el paraíso (sin publicar), Hablando con Andrómeda (inédito). Además, es autora del libro de cuentos Celda para aparcar azucenas azules (1972) y de varios ensayos.

Concha de Marco (Soria)

Concepción Gutiérrez de Marco nace en Soria en 1916. Durante un viaje a Soria, a los 19 años, conoce a Juan Antonio Gaya Nuño, que en ese momento contaba 22 años y era profesor de instituto y con quien se casaría posteriormente. Los diarios y apuntes de Concha de Marco ofrecen un testimonio extraordinario del exilio interior experimentado por Gaya Nuño y por ella misma, sometidos tanto a la hostilidad de los afines al régimen como al menosprecio e ingratitud de los opositores al mismo.

Concha de Marco muere el 19 de octubre de 1989. A su muerte, dejaba publicados algunos cuentos, notables poemarios como Hora 0,5 (1966), Diario de la mañana (1967), Acta de identificación (1969), Congreso en Maldoror (1970), Tarot (1972), Las hilanderas (1973), Una noche de invierno (1974) o El Urbión (1976).  Sus seis cuadernos de apuntes diarios, recuerdos personales, poemas y materiales diversos, conservados en el Centro Cultural Gaya Nuño de Soria, se publicaron en 2018 bajo el título La patria de otros. Memorias de una mujer libre, con el auspicio del Instituto de la Lengua de Castilla y León

Rosa Chacel (Valladolid)

Rosa Chacel nace el 3 de junio de 1898 en Valladolid, ciudad con la que mantendrá un fuerte vínculo emocional que se plasmará en muchas páginas de su obra, a pesar de que en ella pase únicamente su infancia. Su vocación se decanta hacia la escultura, pero en 1918 abandonará los estudios, a causa de una bronquitis y porque su concepción clasicista no se avenía con la estética de vanguardias que comenzaba a dominar el panorama artístico. Sus novelas eluden casi por completo (aunque nunca del todo) la peripecia, prefiriendo centrarse en las sensaciones y evoluciones psicológicas de los personajes: así lo vemos en Estación. Ida y vuelta (1930), Teresa (1941, reeditada con cambios en 1963), Memorias de Leticia Valle (1945), La sinrazón (1960) o la trilogía Escuela de Platón, formada por Barrio de Maravillas (1976), Acrópolis (1984) y Ciencias Naturales (1988). El autobiografismo, que se deja notar en algunas de estas páginas de ficción, se manifiesta abiertamente en sus tres volúmenes de diarios (Alcancía. Ida y Alcancía. Vuelta, 1982 y Estación Términi, publicado póstumamente en 1998), así como en Desde el amanecer (1972), autobiografía de sus diez primeros años de vida.

Delhy Tejero (Zamora)

Adelina Tejero Bedate –Delhy Tejero– fue ilustradora, dibujante, muralista y pintora. Nacida en Toro, Forma parte de la generación del 27, y en su faceta de artista plástica evoluciona desde lo figurativo, lo regionalista y el art decó hacia la vanguardia, lo abstracto, lo no figurativo y la depuración. En la década de los sesenta publica sus ficciones en Ya y en ABC. Destacan sus narraciones ilustradas, interesadas en descubrirles a los niños la realidad. Personifica elementos de la naturaleza, protagonistas de viajes iniciáticos que conducen a la superación, a la armonía con el entorno y el orden de lo invisible. Algunos títulos son La nube nubilla, El agüita que quería volar y El sueñín. El resto de sus cuentos permite vislumbrar las obsesiones de la autora.

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