El antiguo recinto, muy castigado por el paso del tiempo, acoge esta semana a más de un centenar de jóvenes hasta el domingo, cuando se cerrarán las jornadas con una fiesta.
Si el año pasado rondaron los 120 voluntarios, en esta edición se espera que se supere la cifra. Juan Miguel Gutiérrez, párroco de Rioseco, asegura que se acercan hasta el Monasterio jóvenes de todas las edades y no solo de la capital burgalesa, ya que algunos lo hacen desde Madrid o el País Vasco.
Los trabajos que realizan estos voluntarios van desde las catas arqueológicas al mantenimiento del edificio y sus alrededores, el desescombro de dos casas anexas al Monasterio, apunta Guitiérrez.
El Monasterio de Santa María de Rioseco se encuentra en el Valle de Manzanedo, a orillas del Ebro, y ofrece a todas las personas que lo deseen un horario de visitas a lo largo del verano a cargo de los propios voluntarios. Hasta el próximo 15 de septiembre, todos los días en horario de 11, 12, 13, 17, 18 y 19 horas, los voluntarios ofrecen una visita guiada al recinto.
Además de las tareas en el Monasterio durante la primera semana de agosto, a lo largo del año son cerca de veinte los voluntarios los que trabajan en la limpieza y desbroce del entorno y en el guiado a todos los visitantes.
La semana se cierra con una fiesta el domingo con talleres, comida popular o actuaciones musicales que ponen punto y final a las labores.
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